Destellos de Foucault

Una de las primeras cosas que me dijeron en la formación de grado, cuando yo era un incauto adolescente de 18 años, fue: “Foucault es sin dudas uno de los más grandes pensadores del siglo XX”. A esto lo dijo una importante docente de sociología, poseedora del máximo grado de cátedra. 

Michel Foucault

El hecho es que algunas cuestiones -un tanto problemáticas- no son enseñadas en las academias, cuyo sesgo es claramente identificable.  Foucault: esa figura (sin dudas erudita), posee algunos aspectos “llamativos”, como por ejemplo que, hacia el final de su existencia, entre 1979 y 1984 (cuando fallece de SIDA), había tenido una conversión ideológica que lo llevó a ser acusado en Francia por sus propios correligionarios como un “neoliberal”. Ya nos ocuparemos de ello en otro artículo. Si Foucault estuviera vivo, quizás aparecería junto a figuras como Huerta de Soto o Hans Hermann Hoppe en nombre de la libertad individual. Pero esto es poco. 

Lamentablemente, en este artículo hemos de ocuparnos de un aspecto altamente problemático de esta figura: las recientes declaraciones de Guy Sorman -historiador y ensayista- sobre la pederastia de Foucault en el norte de África durante su juventud. Esto ha sido revelado en múltiples medios de habla hispana, anglosajona, y otros. Ver noticia:  

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Tras los estertores de la narrativa marxista clásica en las sociedades ricas y desarrolladas, donde el obrero alcanzó el acceso a suntuosos bienes y servicios gracias al sistema capitalista en su fase postindustrial, el marxismo clásico, que hablaba de lucha de clases y de revolución de la clase obrera con la toma del aparato del Estado a través de las armas, el discurso antidemocrático y la más explícita violencia antirrepublicana, se vio obligado a reciclarse a sí mismo, a metamorfosearse como oruga en mariposa, haciéndole caso a Antonio Gramsci y, por tanto, a repensar su lucha en términos de alcanzar una hegemonía cultural  por otros medios y con otros insumos. A esto se le agregan otros aditamentos altamente problemáticos: la Escuela de Frankfurt con su freudo-marxismo, así como la sustitución del trabajador en tanto sujeto del discurso de lucha de clases por el excluido social como “sujeto de liberación social” de discursos populistas (Laclau, etc.). En otras palabras, y apelando al léxico del propio marxismo clásico, el lumpen y el paria de la sociedad vinieron a ocupar el lugar del trabajador asalariado de la otrora lucha de clases, ahora en una lucha por la liberación social y de género. El nuevo marxismo (neomarxismo), hace su llamado no ya al trabajador aburguesado que vota a la centroizquierda (a veces a la centroderecha), sino a las “minorías sociales excluidas”. Dentro de este conjunto sociológico se hallan sujetos muy diversos: drug users, junkies, minorías sexuales de amplio espectro, inmigrantes ilegales, afrodescendientes marginados, trotskistas destructivos y violentos, desempleados que viven de los subsidios del modelo de Estado socialdemócrata de bienestar que ya no desean trabajar ni producir, jóvenes outsiders de la sociedad, rabiosas feministas de género, delincuentes anómicos, y hasta terroristas encubiertos de refugiados que no tienen resquemores en aniquilar decenas o cientos de personas indefensas en masacres colectivas monstruosas.

Desde luego, “si a pesar de todo no se debe excluir la enseñanza de Foucualt en las academias a pesar de sus inclinaciones”, no podía faltar la alusión a que lo mismo se hace con Martin Heidegger, a pesar de haber sido rector de una Universidad alemana durante 10 meses durante el régimen nacionalsocialista… Tal es la “lógica” imperante: si se “perdona” a un rector universitario (quien renuncia voluntariamente a su cargo), ¿por qué no habría de hacerse lo mismo con alguien que convocaba a niños en cementerios clandestinos y les ofrecía dinero a cambio de actos de pederastia…?

Todo esto es algo que cobró paulatinamente especial ascenso y vigencia luego del Mayo francés del 68, esa farsa de jóvenes burgueses y nihilistas desencantados con la vida, que en palabras de Jean Hallier no fue otra cosa que espuma de mar que hizo entrar en éxtasis a los incultos. Jacques Lacan los denominaba histéricos en busca de un nuevo amo. O, como ha dicho el filósofo británico Roger Scruton en diversas entrevistas concedidas a medios ingleses como The Guardian, a partir del Mayo del 68 vemos el ascenso de una marea de auténtica patología de la cultura occidental y de la más acentuada decadencia de las costumbres y de la moral. Desde luego, estas opiniones son las de pensadores (y he dicho pensadores, no intelectuales) reaccionarios y conservadores. Es que la decadencia y el grado de destrucción es tal en casos de ciertos intelectuales pop de vanguardia, que devenir reaccionario y conservador se transforma en un acto saludable que reafirma la vida y no la muerte, así como tampoco la perversión y el nihilismo disfrazados de alambicados academicismos que deslumbran a los jóvenes incautos de todas las horas.

Veremos aquí las ominosas implicancias de dos figuras: las del intelectual y activista homosexual francés Michel Foucault, y a Guy Hocquenghem, activista francés e inventor de la teoría gay queer, quien hizo suyos los planteos de intelectuales post-estructuralistas como Deleuze y Guattari.


(A la izquierda Guy Hocquenghem, a la derecha Michel Foucault) Google Pictures

Mucho se habla de los aportes intelectuales de Foucault en las más diversas academias (ciencias sociales, psicología, medicina, pedagogía, derecho, ciencias políticas, comunicación, humanidades y letras, etc.), de aportes tales como los conceptos de dispositivodiscursoenunciadopanópticodisciplinamiento, críticas al estructuralismo, historia de la sexualidadla palabra y la cosa, e innumerables etcéteras. Absolutamente nada de eso nos interesa aquí, al menos no de la forma en que dichos conceptos son presentados en las aulas de la corrección política imperante de las universidades públicas y privadas de hoy. [1]

Nos interesa hablar de las implicancias prácticas, concretas y fácticas, es decir, aquello a lo que conduce el pensamiento de San Foucault (dijera el panegirista foucaultiano David Halperin). Y en este caso, mostraremos una de las aristas más perversas y execrables del intelectual francés.  Uno de los biógrafos de Foucault, James Miller, cuya biografía considero la más interesante respecto a la de otros biógrafos (un tanto políticamente correctos) nos revela lo siguiente:

“Foucault y Hocquenghem propusieron, también, que se liberalizaran sustancialmente las leyes que regulan la actividad sexual entre adultos y menores. En realidad, los dos hombres argumentaron, en principio, contra la imposición, por ley, de cualquier edad límite de consentimiento. ‘Nadie firma un contrato antes de hacer el amor’, dijo Hocquenghem durante un programa de radio (junto a Foucault) en 1978. ‘Por cierto’, manifestó Foucault, ‘es muy difícil establecer barreras’, particularmente porque ‘puede suceder que sea el menor, con su propia sexualidad, el que desee al adulto’. Durante otra conversación pública en esos mismos meses, Foucault llegó aún más lejos e insinuó que podría tener sentido la completa abolición de las sanciones criminales que regulan la actividad sexual, incluso las que castigan la violación. ‘Creo que, en principio, se podría decir’, explicó, ‘que en ninguna circunstancia debería someterse la sexualidad a algún tipo de legislación… Cuando uno castiga la violación debería castigar la violencia y nada más. Y decir que sólo es un acto de agresión: que no hay diferencia, en principio, entre introducir un dedo en la cara de alguien o el pene en sus genitales’.” (Miller, 1995, pp. 346-347)

Hasta donde llega mi conocimiento, nadie ha desmentido este dato; y no solo esto, sino que ahora queda reconfirmado. Sencillamente de esto no se habla: no hablan sus otros biógrafos, y no hablan los docentes de las academias ni los intelectuales. Desconozco si se trata de ignorancia o de encubrimiento, pero el dato se encuentra allí. No se habla de Foucault como el activista pedófilo que fue. Este no es el acicalado Foucault que leemos en los libros, con una prosa rezumante en eruditas, declamatorias y caliginosas abstracciones y elipsis filosóficas, sino el Foucault de la vida cotidiana, el activista político, el luchador hedonista homosexual y nihilista del día a día en esa Francia que ha perdido hace mucho su alma occidental. Todo esto comenzó en 1789, y podemos remontarnos a una obra como La filosofía en el tocador del marqués de Sade, reveladora contracara del proyecto jacobino revolucionario y rousseauniano en aras de la destrucción del orden social tradicional. También lo ha dicho la historiadora y psicoanalista Elisabeth Roudinesco:

“(…) el libertinaje encontró su forma política más acabada, a tal punto que marcó todo el siglo y fue una de las causas del advenimiento de la Revolución. Orgías, blasfemias, especulación económica, pasión por la prostitución, lujo, derroche y desenfreno, gusto por el látigo y la transgresión: todas estas prácticas contribuían a poner ampliamente en tela de juicio los valores de la tradición, a los que oponían el deseo de esplendores instantáneos.” (Roudinesco, 2009, p. 50)

Léase con atención lo expuesto en este debate radial que menciona Miller: vemos aquí un rasgo típico del discurso postmoderno (a pesar de que Foucault rechazaba ese adjetivo, lo cual honestamente poco nos importa a nosotros), la abolición de la idea de límite en la tensión dinámica de los vínculos y relaciones de poder entre sujetos, en este caso un adulto y un menor de edad en el consentimiento de actos sexuales.  La abolición de la milenaria, necesaria y sana idea de límite no sólo es observable en lo sexual, también lo vemos (y lo padecemos) en cuestiones de derecho penal: ¿de dónde creen ustedes que salió el criterio ideológico de privilegiar al criminal frente al sujeto que respeta las normas jurídicas y sociales de convivencia? Adivinen. No hablamos únicamente de Foucault: hablamos de la Intelligentzia progresista importada hacia el tercer mundo, que va desde Foucault a la Escuela de Frankfurt, pasando por todo el espectro de la Intelligentzia progresista postmoderna neomarxista y gramsciana.  ¿Quiénes fueron los primeros “foucaultianos” fuera de Francia ni bien sus obras se comenzaron a traducir al inglés? La nueva izquierda británica (the British New Left) de los años 70, quienes vieron en Foucault un gran y sabroso condimento a ser añadido en sus recetas para una crítica de “lo social”, así como muchos “intelectuales orgánicos gramscianos” del submundo comunista anglosajón. (Peters, 2001, pp. 76-77)

Huelga decir que lo dicho por Foucault, en términos morales y prácticos, nos parece nefasto y deleznable. Este es un aspecto poco difundido de Foucault. Nos preguntamos qué sucedería con la reputación de tan afamado intelectual si ello fuera más difundido en las academias progresistas que tanto hablan de los “derechos humanos”, ufanamente, mostrando la más pura faceta nihilista, oscura y perversa a la que conduce el pensamiento del francés cuando se lo saca de los libros para aplicarlo en lo social. El papel resiste cualquier dislate, pero habría que ver cuántos foucaultianos resisten al propio Foucault sin padecer arcadas. Se trata de un pensamiento totalmente funcional al sistema del nuevo consenso postmoderno impuesto desde las academias norteamericanas cooptadas por el neomarxismo cultural, hedonista y liberal. Aquellos inspirados en la prosa foucaultiana creen hallar allí insumos para una liberación. No se dan cuenta de que ellos mismos son la corriente ya prevista y conducida por la reconversión de las izquierdas y del nuevo consenso liberal postsoviético desde hace décadas. La mesa ya estaba tendida cuando los comensales del liberacionismo intuyeron que debían liberarse, sólo faltaba servir la mesa, y de fondo suena el tema de rock de los Rolling Stones I Can’t Get No Satisfaction.

¿Quedan dudas de la veracidad del dato aportado por Miller? Veamos otro. La lógica que Foucault defendió se inscribe plenamente dentro de las defendidas por una organización como NAMBLA. ¿Qué es NAMBLA? Se trata de la sigla para la North American Man/Boy Love Association (Asociación Norteamericana para el Amor entre Hombres y Niños), organización fundada por ciertos sectores de las minorías homosexuales organizadas en USA cuya lucha fue la abolición de una edad de consentimiento para obtener placer sexual con menores de edad. Se trata de activismo homosexualista y pedófilo, y precisamente alguien como Foucault no solo presenta similitudes con la lógica de estas organizaciones, sino que además se proclamaba a favor de esta, al menos según ciertas fuentes. (Baldwin, 2009) NAMBLA fue objeto de una operación de inteligencia y encubrimiento por el FBI desde fines de los años 80, quien designó al agente Bob Hamer en la tarea de infiltración y desmantelamiento de esta auténtica organización de activistas pedófilos. Bob Hamer se trata de un ex agente brillante y habilidoso, el cual ha dejado narrada su experiencia de infiltración en su libro ‘The last undercover…’ (2008).

Ex agente del FBI Bob Hamer

Ex agente del FBI Bob Hamer

En este se nos revelan todas las características de NAMBLA: Bob Hamer, para poder efectuar la operación de encubrimiento, se hace pasar por un pedófilo deseoso de conocer el interior de la organización, su dinámica, así como sus líderes y voceros. De a poco, va conociendo a algunos de ellos, quienes le arriman material pornográfico ilegal. Los miembros de NAMBLA, en palabras de Hamer, eran auténticos sexual predators. (2008, p. 30) La organización se movía a lo largo de distintas ciudades de USA, como ser New York, Los Ángeles y Miami. Estaban por todo el país. En sus reuniones secretas, se iban revelando de a poco sus propósitos: la lucha por abolir la edad mínima de consentimiento. (2008, pp. 40-41) La propuesta no era siquiera bajar a edad ya existente, sino directamente abolir toda edad de referencia, que no hubiera edad. Los voceros de NAMBLA definían la organización como un movimiento de liberación en contra de las inequidades del sistema, y su lógica, según ellos mismos, es comparable a la de cualquier otro movimiento de liberación de las minorías, como ser el propio movimiento homosexual en general. Los miembros planteaban que cualquier movimiento de liberación posee tres etapas progresivas: una primera etapa en donde el movimiento es percibido como algo ridículo o condenable por parte de la sociedad. Una segunda etapa, en donde se van ganando cuotas mediáticas a través del ejercicio de la oposición hacia el sistema y la mentalidad dominantes, y una tercera, en donde se instala finalmente la aceptación. (2008, p. 58) Todo ello debe ser cumplido gradualmente en aras de un new awakening, de un nuevo despertar de la consciencia social. Uno de sus miembros, “Joe”, decía cosas como ésta: ‘ I’m a boy lover… it’s a universal impulse, the impulse to love the young is not immoral. It’s an impulse to nurture, not something I’m ashamed of.’ (2008, p. 57) (“Soy un amante de los niños, es un impulso universal; el impulso de amar a los menores no es inmoral. Es un impulso para educar, y no algo de lo que esté avergonzado”). Aberrante, monstruoso. Simplemente perverso y abyecto. NAMBLA fue bienvenida por la comunidad gay de USA desde un comienzo, incluso llegó a formar parte de ILGA, la International Lesbian and Gay Association. (2008, pp. 89-90) De ese modo, conformó parte de la facción radical del movimiento gay. Aquellos que alegan que NAMBLA es una organización outsider que nada tiene que ver con la generalidad de la comunidad gay y sus “nobles luchas” no pueden esconder el hecho de que NAMBLA fue aceptada en su momento por ILGA, según nos lo confirma el propio ex agente Hamer del FBI. Fue expulsada recién en los años 90, por presiones del gobierno de Bill Clinton. Posteriormente fue desmantelada por el FBI.

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Se supone que hoy en día NAMBLA ya no está activa, aunque nos preguntamos (sin poder demostrar algo empírico) si acaso habrá tenido incidencia en la última tentativa de las élites de la APA en despsiquiatrizar solapadamente la pedofilia en 2013.

Hemos visto que la APA estuvo a punto de despatologizar la pedofilia. Así es: ello ha estado a punto de ocurrir recientemente, en el año 2013, durante la elaboración del nuevo manual de psiquiatría DSM 5. Se manejó mediáticamente en la prensa anglosajona que la APA incluiría ahora a la pedofilia como una mera variante “diversa” más de la orientación sexual humana en su catálogo. Una vez proliferada la noticia, con sus predecibles efectos de escándalo incluso en las redes sociales, hubo una misteriosa marcha atrás de los voceros de la APA, quienes afirmaron que al decir “orientación sexual” en realidad debería haberse leído entrelíneas “interés sexual”, y no una variante “normal” (suponemos, interpretamos) de la sexualidad humana:

“‘Sexual orientation’ is not a term used in the diagnostic criteria for pedophilic disorder and its use in the DSM-5 text discussion is an error and should read ‘sexual interest.’ In fact, APA considers pedophilic disorder a ‘paraphilia,’ not a ‘sexual orientation.’ This error will be corrected in the electronic version of DSM-5 and the next printing of the manual.” (Leclaire, 2013, Charisma News)

Alguien podría decir, en un acto de salvataje de corrección política, que esto bien podría haber sido una malintencionada manipulación de ciertos “medios de prensa conservadores”. No obstante, lo curioso es que el documento oficial del comunicado de la APA no sólo no afirma que haya sido una tergiversación de mala fe de parte de la prensa, sino que incluso proseguiría a corregir el borrador del manual tal como ya decía la propia prensa: ‘This error will be corrected in the electronic version of DSM-5 and the next printing of the manual.’ Un extraño “error”. [2]

Si bien no tenemos modo de probarlo fácticamente con documentos primarios y testimonios, pensamos que no es descabellado preguntarnos si acaso las ideas de NAMBLA y de Foucault no continúen operando en el seno más profundo de las minorías organizadas, quienes públicamente se encargan de negar cualquier vínculo histórico y político con NAMBLA, pero cuyas ideas continúan operando claramente desde las sombras. Similar a NAMBLA es la asociación neerlandesa “Martijn”, la cual, liderada hoy por Marthijn Uitenboogaard, ha sido resarcida por el Tribunal de Apelaciones de Arhem (Holanda), cuyo dictamen anuló la orden judicial previa que aspiraba a disolver dicha organización. Cuando esta orden judicial se había expedido, Uitenboogaard la tildó de “ataque a la libertad de expresión”. (Corder, The Huffington Post, 2012). Esta red (fundada en 1982 en la tolerante Holanda como una “plataforma para debatir la pedofilia”), promueve la “relación sexual consentida” entre adultos y niños, pero eso sí: se declara en contra de cualquier forma de abuso… no obstante, su ex presidente el señor Ad van den Berg fue condenado tres años a prisión en 2011 por posesión de material pornográfico ilegal. Según este sujeto, los videos y demás materiales de pornografía infantil eran de “índole científica”.  Para aquellos que sigan dudando de la similitud entre el criterio de Foucault y una organización como NAMBLA (ya hemos citado al biógrafo James Miller y a Steve Baldwin), podemos ofrecerles las propias palabras de Foucault en una entrevista de 1981 publicada póstumamente, en la cual se discute acerca del triunfo social del placer sexual y sobre la reforma del sistema de leyes de nuestras sociedades, para así abrir paso a “otro tipo de relaciones” eróticas y amorosas. Y dice Foucault:

 “Vivimos en un mundo relacional que las instituciones han empobrecido considerablemente. La sociedad y las instituciones que constituyen su armazón han limitado la posibilidad de entablar relaciones, porque un mundo relacional rico sería en extremo complicado de manejar. Debemos pelear contra ese empobrecimiento del tejido relacional. Debemos lograr que se reconozcan relaciones de coexistencia provisoria, de adopción.” (2013, p. 116)

Entonces, el entrevistador Gilles Barbedette parecería presentir la lógica del razonamiento de Foucault y pregunta:

– [adopción] ¿De niños? 

– O -¿por qué no?- la de un adulto por otro. ¿Por qué no adoptaría a un amigo diez años menor que yo? ¿E incluso diez años más grande? (…) deberíamos tratar de imaginar y crear un nuevo derecho relacional que permitiera la existencia de todos los tipos posibles de relaciones, sin que instituciones relacionalmente empobrecedoras pudiesen impedirlas, bloquearlas o anularlas.” (2013, p. 117)

Ese “o” de Foucault nos resulta muy tenue y genera cierta suspicacia: ¿los niños también…? Sí. Al menos los menores también, según el filósofo. Y más abajo dice que todos los tipos posibles de relaciones deberán estar permitidos como parte del logro de esa lucha a ser emprendida. Todos, y sin que sean impedidos por instituciones “empobrecedoras” del mundo relacional. Finalmente hemos visto una faceta interesante de Foucault, ese pensador de las minorías, ese nietzscheano de izquierda -rindiéndole homenaje a la expresión de Ernst Nolte-, que detrás de obras abstrusas donde proclamaba la muerte del hombre (recuérdese una obra como Las palabras y las cosas), y de una prosa de alta y anodina abstracción, fue construyendo un pensamiento nihilista y orgánico al nuevo consenso liberal posmodernista.

¿Y Guy Hocquenghem? Este activista juvenil del 68, militante comunista y discípulo de las teorías de Gilles Deleuze y Félix Guattari, fue, según se dice, el primer gay confeso en los medios de Francia, y asimismo fundador de la “teoría queer”. 

Queer es un vocablo anglosajón que connota “raro” (odd), y se ha popularizado para denotar en el campo social a todos aquellos grupúsculos y sujetos que se resisten a identificarse con la llamada sociedad “patriarcal” y heterosexual dominante (lo que ellos denominan sociedad heteronormativa, opresiva androcéntrica), valiéndose para ello de planteos en última instancia deconstructivistas aplicados al mundo social convencional, así como del constructivismo social de género. De hecho, dado que incluso las academias norteamericanas consideran hoy a la propia heterosexualidad sólo una variante más del “espectro trans”, aquellos sujetos que no sepan exactamente aún en qué lugar del espectro trans se hallan, la neolengua actual orwelliana les otorga la tranquilizante categoría de genderqueer.

Obra de Guy H. (Traducción alemana)

Obra de Guy H. (Traducción alemana)

Fue de los cofundadores del FHAR: Frente Homosexual de Acción Revolucionaria y un férreo defensor del multiculturalismo, lo cual no nos sorprende para nada. Véase hoy a Francia. Guy Hocquenghem se encontraba obsesionado en la lucha contra la opresión de la “sociedad normativa” y sus aparatos represivos hacia el sujeto homosexual, y deseaba importar a Francia el modelo de revolución sexual anglosajón (al que lo he tratado en profundidad en mi primer libro). Gran crítico del psicoanálisis (al cual veía como un enemigo), consideraba a Freud un hombre monstruoso por sus vinculaciones teóricas entre homosexualidad y paranoia. Hocquenghem hasta lo dice poéticamente con ejemplos de la literatura de los poetas franceses malditos del siglo XIX:

“Encontraremos en Los cantos de Maldoror la más bella descripción paranoica del pederasta asesino: aprovechándose de la confianza del niño, Maldoror le hunde las uñas en el pecho. La asociación, paranoica, entre homosexualidad y criminalidad no sólo constituye una defensa contra la libido homosexual, sino que también la adorna con los encantos de lo sanguinario.” (2009, p. 42)

Es que ya hemos observado cómo ambos intelectuales franceses -Foucault y Hocquenghem- fueron partidarios de la abolición de la mínima edad de consentimiento para actos sexuales: ‘Nadie firma un contrato antes de hacer el amor’… La pregunta una vez más es: ¿cuál es el límite? Si no debe ser 21 años (como era en el código penal francés de ese momento), ¿debe ser 18 o 17 años? ¿Y si es 17 años, por qué no 15 o 13? Y si es 13 años, ¿por qué no 10…? Ya hemos visto a lo que esta perversa lógica conduce.

Es que Hocquenghem estaba convencido de que el deseo homosexual forma parte de la naturaleza humana de todos. No esperamos que un intelectual y activista homosexual diga otra cosa, la cuestión es que lo argumente. Y sus argumentos provienen de las delirantes teorías de Deleuze & Guattari:

“En verdad, la sexualidad está en todas partes: en el modo como un burócrata acaricia sus dossiers, como un juez hace justicia, como un hombre de negocios hace correr el dinero, como la burguesía da por el culo al proletariado, etc. (…) Hitler ponía en tensión a los fascistas. Las banderas, las naciones, los ejércitos, los bancos, ponen en tensión a mucha gente.”(Deleuze & Guattari, 2009, p. 303)

Y a nosotros nos pone en tensión lo dicho por ellos. Hocquenghem adhiere a la tesis de la “transexualidad microscópica” de sus maestros mentores del Antiedipo. (2009, p. 305) Es decir, el repertorio deseante, aquel que no ha sido capturado (o que resiste a la captura) de los grandes agenciamientos sociales y prohibitivos (la ley de la cultura, de la prohibición del incesto, la instancia familiar, etc.), tendería a lo que los autores de El Antiedipo denominaron “n sexos”. Así, esta presunta transexualidad microscópica: “hace que la mujer contenga tantos hombres como el hombre, y el hombre, mujeres, capaces de entrar unos en otros, unos con otros, en relaciones de producción de deseo que trastocan el orden estadístico de los sexos. Hacer el amor no se reduce a hacer uno, ni siquiera dos, sino hacer cien mil. Eso es, las máquinas deseantes o el sexo no humano: no uno ni siquiera dos sexos, sino n… sexos.” (2009, p. 305) Pocas veces se ha dicho algo tan descabellado como esto en la historia de la filosofía y de la psicología. Habría que ver qué dice la actual neuropsicología y la neurociencia al respecto, pero ello nos conminaría a escribir otro artículo.

No nos debería sorprender que ya existan movimientos activistas que pretenden “legalizar” el incesto. A los escépticos de todas las horas podríamos mencionarles un caso muy reciente: el del juez australiano Garry Neilson. Este juez sorprendió a la opinión pública, pero a nosotros no tanto: afirma que puede llegar la hora en que debamos considerar al incesto y la pedofilia como prácticas “aceptables” dado que aquello que es tabú, en última instancia, está definido por el consenso social, lo que en buena psicología se conoce hace un siglo como public opinion. Y desde Walter Lippmann, Kurt Lewin y Edward Bernays, sabemos que la opinión pública se fabrica con técnicas específicas de psicología social e ingeniería mediática. La verdad jamás será la repetida verdad del número en rebaño.

Neilson afirma que, si las relaciones homosexuales hoy son aceptadas debido a que el consenso cultural cambió, bien que podríamos emprender los cambios homólogos concernientes al incesto y la pedofilia. Quizás –afirma- un jurado no debería ver tan mal que un hermano tenga sexo con su hermana si ésta está biológicamente preparada y “sin pareja”: ‘a jury might find nothing untoward in the advance of a brother towards his sister once she had sexually matured, had sexual relationships with other men and was now ‘available,’ not having [a] sexual partner’, y en caso de quedar embarazada, después de todo existe acceso fácil al aborto para quitarnos ese escollo de encima. (Russia Today News, 2014) La prole entre parientes es más propensa a las anormalidades cromosómicas, y ese es el único motivo “objetivo”, sostiene Neilson, para no desear el incesto, pero ello puede ser fácilmente evitado con anticoncepción y/o interrupción voluntaria del embarazo. (Molloy, 2014, The independent) La opinión pública aún se escandaliza frente a estas cosas, como sucedió en Australia con Neilson, pero sin embargo: ¿puede que llegue el día en que cada vez lo haga menos…? Después de todo, como ya hemos mostrado, existe toda una tendencia de escritores, filósofos, jueces y hasta profesionales de la salud mental que no lo hacen y que luchan políticamente para la instauración de un nuevo orden moral y social. Nuestro tiempo posee, al parecer, dificultades en el siguiente aspecto: la cuestión de los límites.

Como mínimo desde los años 60s hemos emprendido un camino muy peligroso, con paulatinas y sucesivas “liberaciones”. ¿Cómo se destruye una sociedad, incluso un pueblo o una civilización? Atacando a la familia y sus parámetros más básicos de existencia y funcionamiento, sus precondiciones necesarias e ineludibles: unión entre hombre y mujer, prohibición del incesto, aceptación e interiorización de la autoridad como límite al deseo frente a las normas de convivencia y respeto a los mayores y a las tradiciones. Todo esto está en jaque.

[1] Recomiendo el programa de La Brújula de Carena & Dávoli acerca de Foucault: https://www.youtube.com/watch?v=JdbOhk5Xqg4

[2] Véase: http://www.dsm5.org/Documents/13-67-DSM-Correction-103113.pdfDado que el enlace ahora muestra otra cosa, adjuntamos una imagen del documento original.


Fuentes:

  • APA Statement on DSM-5 Text Error. Pedophilic disorder text error to be corrected (2013, October) American Psychiatric Association. Link: http://www.dsm5.org/Documents/13- 67-DSM-Correction-103113.pdf

  • Baldwin, Steve. (2009) Child Molestation and the Homosexual Movement. Link: http://www.steve-baldwin.com/articles/43-articles/184-child-molestation

  • Carena, Lucas & Dávoli, Pablo (2015) Foucault: cuando los extremos se tocan. (Programa de La Brújula en Canal TLV1). Link: https://www.youtube.com/watch?v=JdbOhk5Xqg4

  • Corder, Mark. (2012, 27 de Julio) Martijn, Dutch Pedophile Association, Outlawed. The Huffington Post. Link: http://www.huffingtonpost.com/2012/06/27/martijn-dutch- pedophile-association_n_1630170.html

  • Deleuze, Gilles & Guattari, Félix. (2009) El Anti-Edipo. Capitalismo y esquizofrenia. Buenos Aires: Paidós.

  • Foucault, Michel. (2013) La inquietud por la verdad. Escritos sobre la sexualidad y el sujeto. Buenos Aires: Siglo XXI.

  • Hamer, Bob. (2008) The last Undercover. The true Story of an FBI Agent’s dangerous dance with Evil. New York: Center Street.

  • Hocquenghem, Guy. (2009) El deseo Homosexual. Terror anal. España: Melusina.

  • Leclaire, Jennifer. (2013) APA Associated Pedophilia With Sexual Orientation but Claims It

  • APA. Was an Error. Charisma News. Link: http://www.charismanews.com/us/41605-pedophilia-associated-with-sexual-orientation-but-apa-claims-it-was-their-error

  • Miller, James. (1995) La pasión de Michel Foucault. Santiago de Chile: Andrés Bello.

  • Molloy, Antonia. ‘Incest is no longer a taboo,’ says Australian judge Garry Neilson. (11 de

  • Julio, 2014) The Independent. Link: http://www.independent.co.uk/news/world/australasia/incest-is-no-longer-a-taboo- says-australian-judge-garry-neilson-9599552.html

  • Outrage as Australian judge says incest, pedophilia ‘may be accepted’ by society. (11 de Julio, 2014) Russia Today. Link: http://rt.com/news/171868-australia-judge-incest- homosexuality/

  • Peters, Michael. (2001) Poststructuralism, Marxism, and Neoliberalism. Between Theory and Politics. Lanham & New York: Rowman & Littlefield Publishers.

  • Roudinesco, Elisabeth. (2009) Nuestro lado oscuro. Una historia de los perversos. Barcelona: Anagrama.

Andres IrasusteComment